sábado, 28 de mayo de 2011

Regreso...

Más de un mes sin escribir nada, o mejor dicho, más de un mes sin nada que decir y sin nada que sentir... Sí... sin nada que sentir... NADA. 
Y tú, esa persona que, por algún motivo que desconozco, me lees, te preguntarás cómo es posible no sentir nada en un mes. Bueno, tal vez sentir no es la palabra, pero es que no conozco ninguna que pueda expresar lo que me ha pasado en estas últimas semanas... Tal vez ha sido por los exámenes y eso, que no te dejan respirar ni un segundo de libertad. Tal vez la culpa fue del poco periodo de tiempo que paso en casa cuando tengo tiempo libre. O tal vez sucedió porque había perdido esa cualidad que algunos creen que tengo de poder plasmarlo todo a través de las letras... Pero ninguna de esas razones era del todo cierta. Es cierto que las clases me han dejado muy poco tiempo para mí, y que el poco que tenía lo pasa fuera de casa y del ordenador. Pero también había momentos en los que me sentaba delante del teclado y, simplemente, no escribía nada... Tan solo algunas palabras, en  ocasiones frases sueltas, aparecían en la pantalla, pero al cabo de instantes desaparecían de lo malas y poco acertadas que eran. Entonces fue cuando caí en que tal vez, simplemente, ya no tenía nada que decirle al mundo... Y lo dejé.
¿Que qué dejé? Dejé de desahogarme por medio de las palabras, dejé de reír y llorar en letras, dejé de decir lo que sentía escondido entre frases... Dejé de mostrarle al mundo quien era.
Eso dejé... Pero no dejé de escribir. Digamos que me dediqué a otros proyectos... Bueno, más bien a uno solo... Aunque si prefieres, llámalo sueño, porque, al fin y al cabo, es lo que es... Siempre he soñado con escribir un libro. Un libro que le guste tanto a niños como a adultos, que consiga enganchar tanto a mujeres como hombres, sean cuáles sean sus creencias, gustos y costumbres. Un libro que haga reír, llorar, soñar, odiar... Un libro que haga sentir.
Y eso hice... me dediqué a empezar a llevar a cabo mi sueño. Pero entonces me dí cuenta de algo: En un libro cuentas, y AQUÍ siento... Y eché de menos sentir... Eché de menos reír mientras escribía una entrada, extrañé secarme las lágrimas mientras compartía con el mundo lo asquerosamente fatal que me sentía... 
Y aquí estoy... Aunque no tenga nada que contar, aunque mi vida esté en un momento bastante extraño, aunque tenga otros proyectos/sueños entre manos, sí que tengo algo que sentir... Quiero sentirme escuchada como solo puedes sentirte por medio de las palabras. Quiero que me oigan gritar en silencio.