Los peores momentos, al igual que los mejores, ocurren de repente, sin avisar, marcándonos para siempre. Esto es lo que ocurre con el amor: llega sin avisar, y desaparece de la misma manera, marcándonos eternamente. Pero no desaparece de manera equilibrada en las dos partes...
Tal vez las pistas de que algo se está rompiendo aparecen a tu alrededor, pero no queremos verlas hasta que ya los resultados son inminentes. Y entonces es cuando esa persona; con la que tanto has vivido y compartido, por la que tanto has sentido, has llorado y reído, a la que tanto le distes; decide que ya es suficiente, y que los caminos se deben separar ahí.

Vas superándolo, ya no duele recordarlo, aunque sigues extrañandole...
Y entonces llega el día que le vuelves a ver, y ves que ha cambiado, que ya no está igual que cuando estaba contigo, que ya no te mira de esa forma que te hacia sentir especial. Y vuelve a doler.
Y ese día comprendes que nunca olvidarás eso que viviste a su lado, que amores habrá muchos, pero que ninguno será como el primero, pero el primero de verdad. Que nunca volverá a ser como antes, que por mucho que te esfuerces nunca lograrás volver a sentir lo mismo...
Te despides de esa persona, y le sigues con la mirada, mientras ves como se aleja entre la gente."Se ha ido" piensas. Y te viene a la mente una de esas frases típicas que dice todo el mundo: "Si de verdad es tuyo, volverá." y es la primera vez que le encuentras el sentido real a la frase. y tú también te vas, lejos de su lado, pensando en esa frase y creyendo que un día se cumplirá.
Pero en el fondo sabes que solo lo crees para sentirte un poco mejor, y que nunca volverá.