jueves, 10 de febrero de 2011

Mojar la madurez.

Es una tarde como otra maldita tarde de lluvia cualquiera... Sentada en el sillón, con la tele apagada, me dedico a perder el tiempo, uno de mis pasatiempos favoritos. Oigo el eco del reloj, increíble, nunca me había percatado de lo ruidoso que es... TICTAC TICTAC... Miro de reojo por la ventana y veo como caen gotas del cielo, caen y caen hasta que se topan con el suelo o el cristal y mueren. Que vida mas corta tienen las gotitas, pienso. Desde donde estoy sentada no alcanzo a ver mas que la muerte instantánea de las gotas, pero me da demasiada pereza levantarme para verlas nacer.
Miro el reloj, resulta fascinantemente aburrido ver lo despacio que pasa el tiempo cuando tienes tan poco que hacer. Me levanto del sillón para estirar las piernas y ahí me quedo, mirando a algún punto fijo y pensando en como matar el maldito tiempo. Vuelvo a mirar hacia la ventana, PLOCPLOCPLOC... Una muerta, dos muertas, cinco muertas, diez muertas, y pierdo la cuenta de este suicidio en masa. Me acerco al cristal y pego la cara en él para contemplar mejor el espectáculo. El cristal se empaña y me impide la vista. Primero hago un garabato y, cuando me percato de que acabo de descubrir un leve entretenimiento, vuelvo a empañarlo. Ahora escribo nombres, fechas, frases e incluso algún dibujo ocupa un pequeño espacio de este grafitti efímero. Llega un momento que el juego aburre y apoyo la cabeza en el cristal que está frío como el hielo. Se me pasa una idea fugaz por la cabeza y abro un poco para sacar la mano. Se me empapa y la vuelvo a meter. La miro y pienso lo divertido que resulta la lluvia...¡No! Mi parte madura dice que no es buena idea, que después estaré enferma... Pero para mi, madurez es sinónimo de aburrimiento prematuro y ponerse enferma significa haberse divertido anteriormente. Entro en mi habitación para calzarme lo primero que veo con pinta de "apropiado". Cojo una chaqueta y salgo a la calle. Estoy en la puerta pensándomelo una última vez, respiro y...salgo. La lluvia empieza a mojarme y miro hacia el celo consiguiendo empaparme la cara. Sonrió y pienso en la cara de mi madre y en la bronca que me llevaré, y eso me hace sonreír aún mas. que agradable es saber que aún puedes hacer este tipo de cosas sintiéndote bien, que gratificante resulta saber que cuando me vean los vecinos solo pensarán "esta juventud", ¡qué divertido es ser una cría!
Una cría...alguien que no es adulto, alguien que no tiene problemas de adulto, alguien que no toma decisiones de adulto...¡Ja! Me encanta cantar bajo la lluvia sabiendo que es maravilloso sentir las gotas frías empapando cada rincón de mi cuerpo sin sentirme culpable o ridícula, sabiendo que es fantástico que me consideren una niña, sabiendo que soy una niña. Y sí, seguiré desafinando bajo la lluvia cada vez que no tenga nada que hacer en las tardes de lluvia, seguiré sonriendo cuando al entrar en casa mi madre me diga que se me va la cabeza y que me pondré enferma por cría, seguiré sonriendo cuando me pase tres días estornudando y oyendo a mi madre llamarme niña. Seguiré sonriendo porque no hay nada mas agradable que saber que aún queda  para dejar de ponerme enferma por salir a cantar bajo la lluvia. Solo dejaré de sonreír cuando me moje porque tengo que mojarme y no porque quiero hacerlo, cuando tenga que mojarme por mi trabajo o mis obligaciones de adulta. Solo dejaré de sonreír cuando deje de ser cría. Y para eso aún queda mucho tiempo.


Viva El Grandioso País De Nunca Jamás.

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